El
17 de noviembre del 2010, los principales periódicos de México registraron la
noticia de la siguiente manera: “la comida mexicana fue declarada patrimonio
cultural inmaterial de la humanidad por la Organización de Naciones Unidas para
la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO)”. Continuaba la nota diciendo
que “el comité intergubernamental de la UNESCO, reunido en Nairobi, analizó las
47 candidaturas presentadas por sus países miembros de tal manera que la comida mexicana logro el reconocimiento de
la comunidad internacional”.
Si
bien la UNESCO y con ello la comunidad internacional ha reconocido la riqueza
de la tradicional comida mexicana, vale entonces preguntarse y los mexicanos
que sabemos de nuestras comidas? Cómo es que se llevó a cabo esta notable
distinción? Quiénes son las personas que desde sus trabajos propios impulsaron
y llevaron y registraron la importancia de la comida mexicana? Qué sabemos de
todo ese complicado proceso?
El
siguiente trabajo es un intento de resumir de la manera más clara el trabajo
desarrollado por notables mexicanos que han puesto la comida tradicional
mexicana en el lugar que se merece: en lo más alto de los reconocimientos del
mundo.
En un inicio
A
principio del año 2001, la organización de Naciones Unidas para la Educación,
la Ciencia y la Cultura (UNESCO por sus siglas en inglés), adoptó medidas para
el rescate y preservación de manifestaciones de la cultura inmaterial de los
pueblos, en vista de la llamada globalización
neoliberal del siglo XX ya que estas políticas públicas en diferentes
partes del mundo venia provocando culturicidios, como es la desaparición de
distintas lenguas con sus respectivos contenidos filosóficos-literarios, o
conceptos musicales, danzas, o bien toda aquella expresión cuyo común
denominador era la relación del ser humano con su entorno natural.
Sin
embargo este ambicioso programa de rescate internacional. No consideró la
inclusión de “las cocinas de los pueblos del mundo”. La
propuesta del organismo internacional no dejo nada satisfechos a un grupo de
notables mexicanos, por lo que comenzaron a rescatar investigaciones así como
asistir a diversos foros para argumentar la importancia de la comida como rasgo
identitario más fuerte que la lengua materna.
Esos
notables sin duda destacamos a Yuriria Iturriaga, Yolanda Trápaga Delfín, Marco
Buenrostro, Cristina Barros, José Luis Curiel, Gloria López, Roberto González
Barrera y muchas personas más.
Pasaron
más de seis años en las cuales lograron ordenar y sistematizar una cantidad de
investigaciones relacionadas con las cocinas tradicionales y es hasta el año
2010, que se logra elaborar el expediente intitulado: “La cocina tradicional
mexicana –cultura comunitaria, viva y ancestral- : el paradigma de Michoacán”,
y con ello se gana la inclusión de la cocina mexicana en la lista
Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO.
Sin
embargo aquí vale detenerse y preguntar qué debemos entender como Patrimonio
Cultural Inmaterial (PCI)?
Yuriria
Iturriaga señala que “es una herencia ancestral que se multiplica con cada
generación, porque en vez de limitarse a expresiones físicas y perdurables, es
una cultura que se produce y reproduce constantemente en y por los seres vivos,
de carne y hueso, que son los sujetos y
soportes de sus manifestaciones inmateriales”.
El
hecho que un organismo de carácter internacional dedicado a la defensa y
promoción de la educación y la cultura
decidiera considerar a las cocinas tradicionales del mundo y presentarlas
en grandes gastronomías, se debe a que “es el reconocimiento de conjuntos
culturales complejos y exquisitos para el placer de todos los sentidos y no
sólo para alimentar el cuerpo, como fenómenos culturales inmateriales dignos de
ser protegidos de la homogeneización de los alimentos bajo el modelo industrial
occidental”.
Finalmente
Yuriria Iturriaga agrega que cuando la UNESCO lleva este tipo de
reconocimientos se trata de toda una serie de pasos en los que destacan “las
medidas de salvaguardas en las cocinas tradicionales consiste en proteger la
naturaleza donde aparecieron botánica, zoológica e históricamente sus insumos
de base y en preservar los saberes ancestrales sobre sus formas de producción,
transformación y consumo, en lo que se refiere a la cocina tradicional
mexicana, esas medidas tendrán que
concernir en primer lugar el rescate de
la milpa mesoamericana, fuente de las grandes civilizaciones del área gracias a
su productividad constantemente renovada durante milenios, a la armonía de sus
elementos en sabores y nutrientes y a su gran diversidad de flora y fauna según
se cultive en las distintas regiones y
microclimas del país. Lo que llevará implícita la salvaguarda de saberes,
utensilios, técnicas, términos y ceremonias que rodean el acto de cocinar y
consumir a la manera de los ancestros”.
Si
bien México en el año de 2008, logró que su tradicional “Día de muertos”
ingresara en la lista de Patrimonio Inmaterial, y si en 2009, se incluyeron los
lugares de memoria y tradiciones vivas de la cultura Otomí y Chichimeca y la ceremonia ritual de los “Voladores
de Papantla”, toca hoy a los mexicanos difundir con orgullo nuestra hermosa,
gustosa y exquisita tradicional comida mexicana.
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