domingo, 12 de enero de 2025

Pupusas y otras historias

 Pupusas y otras historias

René Loyo Cárdenas


Luisa María nació en El Salvador pequeña nación de América Central y evoca con orgullo a su abuelo que solía decir que era originario del Cuzcatlán, tierra de hombres y mujeres valientes, que se enfrentaron al imperio español registrando las primeras aguerridas batallas en la  defensa de la tierra de los indios en Acajutla y Tacuzcalco. Desde entonces este lugar al que se conoce hoy como República de El Salvador se le recuerda por su fuerte valentía y su asentada presencia de la cultura maya, náhuatl, kakawiras, pipiles, lencas y otras más.

En la década de los años treinta del siglo XX los militares concentraron el poder político y junto con una oligarquía local gobernaron este país. A principios de los años 70s, la Guardia Nacional dieron muerte a un numeroso grupo de opositores civiles, brutalmente con machete en mano, cortándolos y dejándolos a la luz como advertencia para la oposición al gobierno. Una multitud de organizaciones mostraron su inconformidad, y desde diferentes frentes dan paso a un movimiento de izquierda militar capaz de enfrentar a un gobierno apoyado por los Estados Unidos, surge la guerra civil. A la par de estas historias desde el púlpito de la iglesia católica crece la voz del arzobispo Oscar Arnulfo Romero, su trabajo parroquial, que incluía visitar cárceles, hospitales,  y así ayudar a los pobres. Pronto se convirtió en un líder protector de los derechos humanos en El Salvador. Denunció violaciones y se solidarizó con las víctimas de la violencia política.

El 2 de febrero de 1980, la Universidad Católica de Lovaina, le otorgó el doctorado honoris causa como reconocimiento por su lucha en defensa de los derechos humanos. En esa ceremonia pronunció parte de este discurso:


“(...) las mayorías pobres de nuestro país son oprimidas y reprimidas cotidianamente por las estructuras económicas y políticas de nuestro país. Entre nosotros siguen siendo verdad las terribles palabras de los profetas de Israel. Existen entre nosotros los que venden al justo por dinero y al pobre por un par de sandalias; los que amontonan violencia y despojo en sus palacios; los que aplastan a los pobres; los que hacen que se acerquen un reino de violencia, acostados en camas de marfil; (...) se ha perseguido y atacado a una parte de la iglesia que se ha puesto del lado del pueblo pobre y ha salido en su defensa”.

El 24 de marzo de 1980, en la Catedral de El Salvador, mientras celebraba misa fue asesinado.  La vida social en El Salvador entra en un grave estado de shock, donde la violencia institucional crece día a día. Para el año de 1986 un terremoto sacude las principales regiones productivas  por lo que las desigualdades sociales se acrecientan y la miseria se vive en toda la región.

En 1992, culminó la guerra cuando el gobierno y la guerrilla firmaron los acuerdos de paz, los que permitieron reformas militares, sociales y políticas. Hasta ese momento se reconoce la muerte de más de 75.000 salvadoreños. 


Tiempo de salir

En los años 70s y la década de los 80s, el flujo de salvadoreños que ingresaron a los Estados Unidos ha sido sin duda el más numeroso. A partir de los acuerdos de paz el gobierno de los Estados Unidos puso en marcha el programa Estatus de Protección Temporal TPS, en un primer momento para salvadoreños que se encuentran en los Estados Unidos que no pueden regresar a su país de origen debido a los peligros de la guerra o víctimas de los desastres naturales. Hoy es un programa permanente que permite el beneficio para El Salvador y otros países más. Es en este programa que hace posible que Luisa María se traslade a una parte de USA a trabajar en una fábrica de chocolates en Nueva York, pronto es invitada a trabajar en sus ratos libres en un restaurante Salvadoreño haciendo Pupusas, Ticucos que son los tamales rellenos de queso, frijoles y vegetales, Sopa de pata y Gallo en chicha. Es en este lugar donde va a conocer al amor de su vida y padre de sus hijos. José trabaja como mesero en un restaurante mexicano, sus compañeros le conocen como el “guanaco”. Luisa María y el Guanaco se casan, tienen dos hijos, trabajan mucho y sueñan regresar a su país. 

Pronto mandan dinero y construyen una vivienda en Ahuachapán Sur, cerca donde vive la familia del esposo y en lo que se conoce como Ahuachapán Norte construyen algunos cuartos para dormir y una accesoria en la que sueñan poner una tienda de abarrotes. Ambos jóvenes esposos sienten que han cumplido lo suficiente y deciden regresar a su país.


Historias de ciudad

El regreso no ha sido fácil ahora hay que acostumbrarse a vivir en una zona marginal donde los servicios de limpieza pública no existen. Muchas viviendas alrededor sufren de la carencia de agua y el desempleo se ha acrecentado. El fenómeno de las pandillas en las colonias marginales es enorme, siendo un problema de seguridad pública. En la vida cotidiana no es fácil, amigos y familiares piensan que por haber estado en los Estados Unidos tienen mucho dinero y por lo tanto pueden prestar a quien lo solicite. José realiza los trabajos donde será el negocio que les permita realizar, ahora su sueño Salvadoreño, nunca se traslada solo y siempre lleva a Alexis como acompañante. Sin embargo, ese joven adolescente  sobrino que realizaba siempre el acompañamiento de José comenzó a presentar una serie de conductas raras y una forma extraña de hablar, propia de los “mareros”. El día que se tatuó la cara, se dieron cuenta que tiempo atrás ya se había tatuado la espalda con el nombre de “la mara salvatrucha”.


La Romana

José le ha pedido a su sobrino que lo acompañe a la zona norte donde se encuentra en obra negra lo que será el negocio, al parecer ambos tienen una fuerte discusión que termina en un enfrentamiento. Al día siguiente Luisa María se entera que su sobrino ha matado a su esposo en La Romana y se da a la fuga. Los periódicos de entonces señalan que “un hombre perdió la vida supuestamente a manos de su propio sobrino, quien lo atacó con un arma blanca tras una discusión. en La Romana, la tarde de este miércoles. El fallecido José Cedano, de 53 años, fue hallado sin vida. El médico legista certificó que la causa de muerte fue heridas punzopenetrantes en el cuello y el tórax, provocadas con arma blanca. El sobrino Alexis Cedano, es detenido y trasladado al Centro Tutelar de Infractores ya que cuenta con solo 17 años de edad. Según el relato del agresor comenzaron a discutir por lo que Alexis reaccionó violentamente, tomó un arma blanca y, sin mediar palabras, lo atacó de manera letal”. 


El dolor

Luisa María lloró como nunca la pérdida de su esposo, su tristeza larga e intensa la han llevado a presentar una incapacidad para disfrutar otras cosas, su casa, su viaje, su sueño, sus hijos. Hay amargura y enojo, poco o nada expresa.

A ocho mesesde esta tragedia una nueva noticia sacude por completo la tristeza de Luisa María, se ha enterado que Alexis, su sobrino asesino, va a recuperar su libertad ya que las leyes a menores infractores así lo determinan.

Luisa María pide ayuda en la embajada americana y le permiten renovar su STP, jura ya no más regresar a El Salvador. Hoy vive en Massachuset, ni los años, ni la distancia le han quitado la amargura y su enojo, todo ha cambiado, incluso ya no come más pupusas. 


viernes, 3 de enero de 2025

Francisco se roba las propinas

 Francisco se roba las propinas


René Loyo Cárdenas


Massachusetts. La gran industria restaurantera en los Estados Unidos ha crecido tanto como también el número de trabajadores especializados que viven de ella. Según la oficina de Estadísticas de Empleo de los Estados Unidos más de dos millones de personas trabajan como meseros, cocineros y reciben propinas o “tip”. Se especula que la palabra “Tip” es un acrónimo de “To Insure Promptitude” (para asegurar la prontitud que aparecía impreso en las cafeterías británicas ).

En Estados Unidos no es obligatorio dar propinas, pero dejar algo de dinero tras el servicio recibido es una norma no escrita y bien recibida por cocineros, meseros, garroteros y bartenders. “Las propinas ayudan a todos los que trabajan en un restaurante”, explica una joven que labora como mesera en un restaurante ubicado en el estado de Massachusetts y agrega “si no entran clientes, no ganamos, pero si entran muchos clientes, dejan tips, los repartimos para todos desde cocina hasta meseros y esto nos permite tener un buen día”. Todos saben que no es una obligación pero sí es una gratitud por el servicio recibido.



Los orígenes de la propina

La historia de las propinas es incierta, siempre suele estar llena de controversias y su permanencia refleja una situación de abuso y desigualdad laboral.

Se dice que en la época medieval en Inglaterra los aristócratas solían dar a la servidumbre un dinero extra por los servicios recibidos. De allí esta manera de relacionar un servicio se fue extendiendo a posadas y restaurantes en países de Europa y América. 

Después de la guerra civil en USA la costumbre de las propinas se extendió pero no siempre fue bien recibida ya que para muchos estadounidenses esta práctica fomentaba y distinguía aún más la desigualdad de ricos y pobres.

En 1904, se creó en Georgia la Sociedad Anti-Propinas y logró reunir a más de 100,000 miembros  que se comprometieron a no dar propinas durante un año, según cuenta el New York Time. A partir de 1909 se promulgaron diferentes leyes contra las propinas, pero en 1926, todas esas leyes fueron derogadas.  Desde entonces las propinas han pasado a convertirse en una práctica común del ciudadano americano.

En 1966, surge el “Tip Credit”, que es la ley que permite a las empresas pagar menos a empleados  con la suposición  de que las propinas llenarían el vacío. 

Algunos autores como Kerry  Segrave (Tipping: A social History), señalan que algunos empleadores utilizaron las propinas para mantener los salarios bajos. Si bien es cierto que no se trataba de una práctica racista, el racismo impregnaba a la sociedad estadounidense en la forma de dar propina. Segrave relata incidentes sureños blancos que se negaban a dar propina a trabajadores negros.

Con los años el gobierno federal ha establecido varias normas para proteger a los trabajadores que reciben propinas y en los estados se han implementado diferentes normas basadas en las leyes estatales.


Historias de ciudad

Ramiro Navarro es originario del estado de Monterrey, México, su infancia transcurrió desde el rancho y parte de la vida urbana, en una familia numerosa pronto dió señales de que la cocina era parte de su vocación, así que pronto aprendió los guisos caseros  y el icono de la gastronomía  regiomontana el fabuloso cabrito. A los 20 años de edad mostraba su habilidad de cocinar el cabrito con leña de mezquite, la arrachera, el asado de puerco, la machaca y la carne asada. Tuvo un paso fulminante en diferentes restaurantes de la ciudad y pronto llamó la atención de los cazatalentos para llevarlo a los Estados Unidos pero decidió emigrar a Europa propiamente Barcelona donde mostró sus habilidades en los tacos al pastor. La nostalgia de su lugar de origen y su espíritu aventurero lo llevó de regreso a su tierra y el oficio bien aprendido para capturar los sabores lo trasladó a los Estados Unidos. Su llegada ha sido como la de cientos de personas que buscan una oportunidad laboral (a través del pollero).

Su estancia en los Estados Unidos le ha permitido laborar en Tennessee, Texas, New Jersey y Japón. Su llegada a New Hampshire ha sido por su habilidad de cocinar y adaptarse a otros estilos culinarios. Su estancia de once meses en este último restaurante estuvo llena de promesas incumplidas, en las primeras semanas recibía una buena paga de propinas, luego las disminuyeron hasta dejarlo fuera de propinas. El argumento es que al no tener papeles él recibía un salario a partir de las propinas acumuladas, por esta razón su salario nunca lo recibía en el tiempo que le correspondía. El día que recibió su permiso de trabajo presentó  su renuncia, le hicieron firmar un monto de papeles, y Francisco el dueño del restaurant le informó que tenía que recuperar el dinero de su salario así que alteraría ante las instancias gubernamentales el informe real de su salario y del que se tendría que pagar los taxes correspondientes. El asunto lo tiene un abogado, quien no duda en señalar que “Francisco miente y se roba las propinas”. 


Qué dice la ley

La ley en los Estados Unidos señala que las propinas no se le debe negar a ningún  empleado, mucho menos decir que a unos si se les debe pagar y a otros no. Este hecho puede presentar su queja el agraviado ante el Departamento de Trabajo de los Estados Unidos. La ley establece que los empleadores no pueden retener ilegalmente las propinas de los empleados, tampoco puede señalar que unos las reciban y otros no, ya que se estaría realizando una práctica laboral racista. Por lo que una demanda puede hacer que Francisco devuelva las propinas retenidas a todos los empleados y recibir las sanciones laborales correspondientes.

Ramiro considera que no es posible ganar la demanda ya que el uso discrecional con el que se recibe el dinero permite que el dueño, en este caso Francisco, manifieste solo una parte del dinero y el se queda con el resto.

El abogado señala que no es así, Ramiro como los demás integrantes de cocina tienen derecho a quedarse con las propinas de su salario regular. Si su jefe se apropia indebidamente de sus propinas se debe presentar una queja ante las oficinas laborales.

Esta historia apenas comienza para Ramiro, así que pronto nos informará que sucede.