René Loyo Cárdenas
Luisa María nació en El Salvador pequeña nación de América Central y evoca con orgullo a su abuelo que solía decir que era originario del Cuzcatlán, tierra de hombres y mujeres valientes, que se enfrentaron al imperio español registrando las primeras aguerridas batallas en la defensa de la tierra de los indios en Acajutla y Tacuzcalco. Desde entonces este lugar al que se conoce hoy como República de El Salvador se le recuerda por su fuerte valentía y su asentada presencia de la cultura maya, náhuatl, kakawiras, pipiles, lencas y otras más.
En la década de los años treinta del siglo XX los militares concentraron el poder político y junto con una oligarquía local gobernaron este país. A principios de los años 70s, la Guardia Nacional dieron muerte a un numeroso grupo de opositores civiles, brutalmente con machete en mano, cortándolos y dejándolos a la luz como advertencia para la oposición al gobierno. Una multitud de organizaciones mostraron su inconformidad, y desde diferentes frentes dan paso a un movimiento de izquierda militar capaz de enfrentar a un gobierno apoyado por los Estados Unidos, surge la guerra civil. A la par de estas historias desde el púlpito de la iglesia católica crece la voz del arzobispo Oscar Arnulfo Romero, su trabajo parroquial, que incluía visitar cárceles, hospitales, y así ayudar a los pobres. Pronto se convirtió en un líder protector de los derechos humanos en El Salvador. Denunció violaciones y se solidarizó con las víctimas de la violencia política.
El 2 de febrero de 1980, la Universidad Católica de Lovaina, le otorgó el doctorado honoris causa como reconocimiento por su lucha en defensa de los derechos humanos. En esa ceremonia pronunció parte de este discurso:
“(...) las mayorías pobres de nuestro país son oprimidas y reprimidas cotidianamente por las estructuras económicas y políticas de nuestro país. Entre nosotros siguen siendo verdad las terribles palabras de los profetas de Israel. Existen entre nosotros los que venden al justo por dinero y al pobre por un par de sandalias; los que amontonan violencia y despojo en sus palacios; los que aplastan a los pobres; los que hacen que se acerquen un reino de violencia, acostados en camas de marfil; (...) se ha perseguido y atacado a una parte de la iglesia que se ha puesto del lado del pueblo pobre y ha salido en su defensa”.
El 24 de marzo de 1980, en la Catedral de El Salvador, mientras celebraba misa fue asesinado. La vida social en El Salvador entra en un grave estado de shock, donde la violencia institucional crece día a día. Para el año de 1986 un terremoto sacude las principales regiones productivas por lo que las desigualdades sociales se acrecientan y la miseria se vive en toda la región.
En 1992, culminó la guerra cuando el gobierno y la guerrilla firmaron los acuerdos de paz, los que permitieron reformas militares, sociales y políticas. Hasta ese momento se reconoce la muerte de más de 75.000 salvadoreños.
Tiempo de salir
En los años 70s y la década de los 80s, el flujo de salvadoreños que ingresaron a los Estados Unidos ha sido sin duda el más numeroso. A partir de los acuerdos de paz el gobierno de los Estados Unidos puso en marcha el programa Estatus de Protección Temporal TPS, en un primer momento para salvadoreños que se encuentran en los Estados Unidos que no pueden regresar a su país de origen debido a los peligros de la guerra o víctimas de los desastres naturales. Hoy es un programa permanente que permite el beneficio para El Salvador y otros países más. Es en este programa que hace posible que Luisa María se traslade a una parte de USA a trabajar en una fábrica de chocolates en Nueva York, pronto es invitada a trabajar en sus ratos libres en un restaurante Salvadoreño haciendo Pupusas, Ticucos que son los tamales rellenos de queso, frijoles y vegetales, Sopa de pata y Gallo en chicha. Es en este lugar donde va a conocer al amor de su vida y padre de sus hijos. José trabaja como mesero en un restaurante mexicano, sus compañeros le conocen como el “guanaco”. Luisa María y el Guanaco se casan, tienen dos hijos, trabajan mucho y sueñan regresar a su país.
Pronto mandan dinero y construyen una vivienda en Ahuachapán Sur, cerca donde vive la familia del esposo y en lo que se conoce como Ahuachapán Norte construyen algunos cuartos para dormir y una accesoria en la que sueñan poner una tienda de abarrotes. Ambos jóvenes esposos sienten que han cumplido lo suficiente y deciden regresar a su país.
Historias de ciudad
El regreso no ha sido fácil ahora hay que acostumbrarse a vivir en una zona marginal donde los servicios de limpieza pública no existen. Muchas viviendas alrededor sufren de la carencia de agua y el desempleo se ha acrecentado. El fenómeno de las pandillas en las colonias marginales es enorme, siendo un problema de seguridad pública. En la vida cotidiana no es fácil, amigos y familiares piensan que por haber estado en los Estados Unidos tienen mucho dinero y por lo tanto pueden prestar a quien lo solicite. José realiza los trabajos donde será el negocio que les permita realizar, ahora su sueño Salvadoreño, nunca se traslada solo y siempre lleva a Alexis como acompañante. Sin embargo, ese joven adolescente sobrino que realizaba siempre el acompañamiento de José comenzó a presentar una serie de conductas raras y una forma extraña de hablar, propia de los “mareros”. El día que se tatuó la cara, se dieron cuenta que tiempo atrás ya se había tatuado la espalda con el nombre de “la mara salvatrucha”.
La Romana
José le ha pedido a su sobrino que lo acompañe a la zona norte donde se encuentra en obra negra lo que será el negocio, al parecer ambos tienen una fuerte discusión que termina en un enfrentamiento. Al día siguiente Luisa María se entera que su sobrino ha matado a su esposo en La Romana y se da a la fuga. Los periódicos de entonces señalan que “un hombre perdió la vida supuestamente a manos de su propio sobrino, quien lo atacó con un arma blanca tras una discusión. en La Romana, la tarde de este miércoles. El fallecido José Cedano, de 53 años, fue hallado sin vida. El médico legista certificó que la causa de muerte fue heridas punzopenetrantes en el cuello y el tórax, provocadas con arma blanca. El sobrino Alexis Cedano, es detenido y trasladado al Centro Tutelar de Infractores ya que cuenta con solo 17 años de edad. Según el relato del agresor comenzaron a discutir por lo que Alexis reaccionó violentamente, tomó un arma blanca y, sin mediar palabras, lo atacó de manera letal”.
El dolor
Luisa María lloró como nunca la pérdida de su esposo, su tristeza larga e intensa la han llevado a presentar una incapacidad para disfrutar otras cosas, su casa, su viaje, su sueño, sus hijos. Hay amargura y enojo, poco o nada expresa.
A ocho mesesde esta tragedia una nueva noticia sacude por completo la tristeza de Luisa María, se ha enterado que Alexis, su sobrino asesino, va a recuperar su libertad ya que las leyes a menores infractores así lo determinan.
Luisa María pide ayuda en la embajada americana y le permiten renovar su STP, jura ya no más regresar a El Salvador. Hoy vive en Massachuset, ni los años, ni la distancia le han quitado la amargura y su enojo, todo ha cambiado, incluso ya no come más pupusas.