miércoles, 15 de febrero de 2023

Queremos Pan y Rosas también

A Sofia Roman a Laura Martinez y a todas las mujeres que luchan por pan y rosas también.
Chef Rene Loyo Cardenas
Lawrence Massachusetts. Entre 1820 y 1870, la población que habita los Estados Unidos presenta un aumento en sus bienes por lo que las ciudades se renuevan y los ciudadanos adquieren otras maneras de pensar. El desarrollo de una economía independiente se fortalece. Surge el primer barco de vapor dando acceso al comercio en diferentes ciudades. Se crea la máquina de coser y se impulsa la fabricación de ropa en serie. Nuevas fábricas demandan mano de obra y para ello grupos de europeos dejan su país de origen para poblar nuevos lugares y con ello nuevos trabajos. Datos oficiales señalan que solo en Lawrence Massachusetts trabajan en las fabricas personas de 51 países diferentes. La vida en las fábricas es complicada, niños y mujeres también participan en jornadas extenuantes de 12 o más horas, sin condiciones de higiene, bajos salarios y sin derecho a la seguridad. La mayor parte migrantes viven en barrios que no cuentan con agua ni alcantarillado. Las máquinas operan sin protección y los accidentes y mutilaciones ocurren de manera frecuente. El 50 por ciento de los trabajadores muere antes de cumplir los 20 años de edad. Surgen nuevos oficios para las mujeres como: hilandera, modista, productora de botones, niñera, o criada. La alimentación de los migrantes está sujeta a un sentido propio de sobrevivencia que se construye día a día. La dieta principal consiste en mantequilla, pan, queso y tocino. Si en una familia cocina carne, es cedido al jefe de la familia ya que se considera que es quien realiza los trabajos más pesados. 
 
La huelga El 25 de marzo de 1911, en la ciudad de Nueva York, la fábrica de camisas para hombre la Triangle Shirtwaist Company, vive un desastre al incendiarse sus instalaciones. Las víctimas en su mayoría mujeres entre los 14 y 23 años, no logran escapar debido a que los dueños de la fábrica cierran todas las puertas a fin de evitar hurtos de mercancía. El resultado: 146 personas muertas por lo que se realizan cambios legislativos respecto a las normas de seguridad, laboral y de salud, pero al interior de las fábricas se consolida un activismo para generar nuevas formas para defender a más mujeres. 

El pan y las rosas 
Mientras tanto el Club de mujeres de Chicago realiza diversas actividades que desde 1910, luchan por alcanzar el derecho que tienen las mujeres a votar. Helen Todd inspectora de fábrica y representante de las mujeres trabajadoras destaca en su discurso las condiciones en las que se encuentran las mujeres que laboran en las fábricas así que pide mejores leyes, salarios dignos y mejoras en las condiciones de salud. Su lema es: “Pan para todos y rosas también”. En 1911, el estado de California aprueba el derecho de la mujer a votar y dentro de los eslóganes que plantean las mujeres en las calles destaca “Pan para todos y rosas también!”. El poeta James Oppenheim, escribe el poema Bread and Rose (Pan y Rosas), y se considera el eslogan de las entonces mujeres que trabajan. 
 
La huelga en Lawrence 
Durante la huelga textil de Lawrence (de enero a marzo de 1912), unió a gran parte de la población migrante, bajo el liderazgo de mujeres se crearon espacios dedicados a la protección de los niños (guarderías), se establecieron los primeros comedores populares a fin de apoyar el movimiento. Se realizan asambleas solo de mujeres. Se estimula la participación de las reuniones infantiles y se explican los motivos para continuar en huelga. La respuesta a esta organización es que se vive con mas violencia, por lo que se pide ayuda a otras ciudades y pronto se organizan para enviar a 120 chicos a vivir en hogares sustitutos a la ciudad de Nueva York. Cuando se disponen a enviar el segundo tren, la policía desata una represión desmedida. Este episodio permite que el movimiento se conozca a nivel nacional.  

Nuevos actores Las voces en contra de la lucha de las mujeres de Lawrence alcanza niveles nunca antes vistos. Se señala al movimiento y se descalifica de estar infiltradas mujeres ultras, izquierdistas y anarquistas. El movimiento de obreras de Lawrence comienzan a recibir toda una serie de apoyos por lo que surgen mitines que expresan su solidaridad con las mujeres. La prestigiosa universidad de Harvard crea comités de apoyo estudiantil. Si algún estudiante no llega a presentarse un dia de examen por estar apoyando la huelga, la Universidad los da por aprobados. Los estudiantes participan con el entusiasmo que siempre dan los jóvenes: difunden la lucha, recolectan dinero y se involucran con el comité de huelga. El 12 de marzo los empresarios aceptaron la jornada laboral reducida y el aumento de los salarios. Se reconoce la victoria de la huelga que se conoce como “Pan y Rosas”. El 30 de marzo llegan a Lawrence los hijos de las madres huelguistas que se encontraban en Nueva York. 

El poema En junio de 1912, Rose Schneiderman del sindicato de mujeres de Nueva York retomó la frase “Pan y Rosas” que Helen Todd y compañeras impulsaron desde 1910. La revista Life and Labor señala: “Lo que la mujer que trabaja quiere es el derecho a vivir, no simplemente a existir -el derecho a la vida como la mujer rica tiene el derecho a la vida, al sol, a la música y al arte. No tienes nada que el trabajador más humilde no tenga derecho a tener también. La obrera debe tener pan, pero también debe tener rosas. Ayuden, mujeres de privilegio, denle la boleta para pelear” (Rose Scheiderman,1912). 

La victoria Durante este movimiento de mujeres en Lawrence Massachusetts no se limitó a un asunto de una fábrica nada más. Este movimiento logra poner en evidencia la lucha de mujeres que se puede pelear y ganar y desde entonces nuevos espacios en la sociedad.

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