lunes, 16 de enero de 2012

La cosmovisión indígena de la comida


La cosmovisión indígena de la comida

Chef René Loyo Cárdenas


La alimentación que acostumbraban los habitantes del México hasta antes de la llegada de los españoles, es un tema que afortunadamente se encuentra bastante documentado, particularmente para los Aztecas en el centro del país, y de los Mayas, en la península de Yucatan.
Para poder entender la comida en estas dos culturas tenemos que hacerlo desde su cosmovisión, desde la perspectiva de sus códices y aquellos textos que recogen sus creencias y sus leyendas.

En el libro la Cocina del Chef Arnulfo Luegas destaca que la primera preocupación que tuvieron los dioses, después de haber creado al hombre, fue que comería. Quetzalcóatl se tuvo que convertir en hormiga negra para ir al depósito con la hormiga roja.

De acuerdo al libro La leyenda de los soles, el dios quiso llevarse el maíz, pero no pudo, fueron los dioses de la lluvia quienes desgranaron el maíz a palos y tomaron el alimento: el maíz blanco, el maíz negro, el maíz amarillo, el maíz colorado, el frijol, los bledos y la chía. Fue entonces quien el dios de la lluvia distribuyó las semillas entre los hombres.

Otra vez los dioses dijeron ya todos buscan alimento, y fue la hormiga a coger el maíz desgranado dentro del Tonacatépetl. Encontró Quetzalcoatl a la hormiga y le dijo: “Dime a donde fuiste a cogerlo”, muchas veces le pregunto, pero no quiere decirlo. Luego le dice allá (señalando el lugar). Y la acompañó. Quetzalcoatl se volvió hormiga negra, la acompañó, y entraron y lo acarrearon ambos; esto es, Quetzalcoatl acompañó a la hormiga colorada hasta el depósito, arreglo el maíz y enseguida lo llevó a Temoanchan. Lo mascaron los dioses y lo pusieron en nuestra boca para robustecernos.

Los indígenas pensaban que eran los dioses que dejaban salir los vientos, las lluvias en abundancia y todos aquellos desastres naturales en los que se veían implicados en periodos de escasez de alimentos, por lo que rendían tributo a través de los alimentos, por ejemplo el primer día del cuarto mes, uey tozoztli, los mexicas ofrecían sacrificios humanos a Chicomecóatl, diosa de los mantenimientos, inventora del pan de maíz, para que no los dejara sin comer. A Coatlicue le pedían perdón y ofrecían sacrificios cuando la lastimaban sembrando o quemando los campos, sabían que, al morir sus cuerpos alimentarían a la madre tierra y que algunos de ellos llegarían a un verdadero paraíso o Tlalocan en donde abría comida y bebidas en abundancia: “A donde hay mucho regocijo y refrigerios, sin pena ninguna; nunca jamás faltan las mazorcas de maíz verdes, y calabazas, y ramitas de bedos, y aji verde y jitomates y frijoles verdes en vaina y flores”

En el libro quinto de Historia General de las cosas de la Nueva España , Sahagún explica cómo antes de echar el maíz a cocer en la olla, debe calentarse con el aliento y cómo es de mala suerte que los granos caigan al suelo “Al recogerlos le dicen: Padre de nuestro sustento, está llorando. Si no lo levantamos, nos acusará ante nuestro señor…” “El maíz era el alimento fundamental de la dieta mesoamericana, y centro de sus rituales. Se le comparaba con las joyas más preciosas y, sobre todo, con la vida humana. Según las leyendas, el hombre fue hecho del maíz, por lo tanto, se le tenía que tratar con gran consideración porque gracias a esta planta, se inicio y se mantuvo el ciclo de la vida.

Eran las mujeres quienes seleccionaron las mejores semillas y quienes rescataron mucha variedades de maíz, frijol y otras simientes.

La combinación de maíz y frijol tenía un alto valor nutritivo pero no bastaba para una dieta equilibrada. De acuerdo a diversos estudios antropológicos los restos de huesos encontrados descubren que existían varias enfermedades relacionadas con las carencias de proteínas.

A modo de postre, era costumbre comer fruta mezclada con mieles, aunque no a todos les estaba permitido comerla, y menos en tiempo de ayuno.
En cuanto a las bebidas, ya se usaban las fermentadas como el pulque, y las aguas frescas.

Entre los alimentos prohibidos estaba el tejón, el búho y el coyote, porque representaban augurios de mala suerte y muerte. En el mismo libro citado Sahagún dice que el chile es el sazonador por excelencia. Era tan importante que fray Bartolomé de las Casas dice: “sin el chile los mexicanos no creen que están comiendo” y ya Cristóbal Colón había escrito que “el aji es más rabioso que la pimienta”.
La vida giraba en torno a las cosechas y las temporadas se dividían en tiempos de ayuno y de fiestas, en las que se rompía el ayuno. En la sociedad prehispánica los alimentos no estaban distribuidos equitativamente: los más pobres comían frijoles con tortillas y, algunos, sólo tortillas. Según el códice Mendocino , los niños de hasta tres años de edad tenían derecho a media tortilla al día; los de cuatro, a una, los de seis a una y media, y sólo hasta los trece años podían comer dos.

Las fiestas, bien calendarizadas, eran un medio eficaz para repartir comida y ponerla al alcance de todos los miembros de la comunidad. Así por ejemplo, en la fiesta del octavo mes uey tecuihuitl, en honor a la diosa Xilonen (diosa de los jilotes), Sahagún narra que:

“daban de comer a todos los pobres, hombres y mujeres, chicos y grandes, ocho días continuos antes de la fiesta. Luego, muy de mañana dábanles a beber una manera de mazamorra que llaman chienpinolli, cada uno bebía cuanto quería y al medio día poníanlos todos en orden en sus regleras, sentados y dábanlos tamales. El que los daba, daba a cada uno cuanto podía abarcar con sus manos, y si alguno demandaba a tomar dos veces, maltratábale y tomábanle los que tenía, e íbase sin nada, esto hacían los señores por consolar a los pobres, porque en este tiempo ordinariamente hay falta de mantenimiento” .

Además de las fiestas religiosas, celebraban distintas etapas de la vida de los hombres: cuando nacía un nuevo miembro de la familia, los niños podían llevarse lo que sobrara del festejo, y los invitados que se quedaran con antojo, regresar al día siguiente. Mas tarde, cuando los padres ofrecían a su hijo para que fuera a criarse en el Tepochcalli o al Calmecac convidaban a los maestros y hacían otra celebración , seguida de una plática, en la que entregaban a sus hijos para hacerlos hombres valientes. En todas las festividades, estaba permitido sólo a los ancianos emborracharse y los jóvenes que lo hacían eran castigados con la pena de muerte.

La costumbre de comer fuera
La costumbre de comer fuera de casa en México es tan antigua como lo son sus orígenes, recordemos que a la llegada de los españoles a estas tierras, se muestran asombrados, por la manera tan compleja y organizativa que se tiene en los tianguis, en especial su visita a Tlatelolco que fue el centro comercial más importante del México prehispánico. El mercado se encontraba sumamente organizado, había sesiones para la venta de hierbas, otro, para la venta de carnes y aves y por supuesto estaban los puestos de comida preparada, donde las diligentes cocineras palmeaban las nutritivas tortillas que acompañaban los guisos de frijoles y chiles, estas eran, las formas rudimentarias del restaurant.

Cuando Hernán Cortés envió la segunda carta de relación al emperador Carlos V de España escribe:

«... Tiene otra plaza tan grande como dos veces la ciudad de Salamanca, toda cercada de portales alrededor, donde hay todos los géneros de mercadurías que en todas las tierras se hallan, así de mantenimiento como de vituallas, joyas de oro y de plata, de plomo, de latón, de cobre, de estaño, de piedras, de huesos, de colchas, de caracoles y de plumas; véndese tal piedra labrada y por labrar, adobes, ladrillos, madera labrada y por labrar de diversas maneras. Hay calle de caza, donde venden todos los linajes de aves que hay en la tierra, así como gallinas, perdices, codornices, lavancos, dorales, zarcetas, tórtolas, palomas, pajaritos en cañuela, papagayos, búharos, águilas, falcones, gavilanes y cernícalos, y de algunas aves destas de rapiña venden los cueros con su pluma y cabezas y pico y uñas. Venden conejos, liebres, venados y perros pequeños, que crían para comer, castrados. Hay calles de herbolarios, donde hay todas las raíces y yerbas medicinales que en la tierra se hallan. Hay casas como de boticarios, donde se venden las medicinas hechas, así potables como ungüentos y emplastos. Hay casa como de barberos, donde lavan y rapan las cabezas. Hay casas donde dan de beber y comer por precio. Hay hombre como los que llaman en Castilla ganapanes, para traer cargas. Hay mucha leña, carbón, braseros de barro testeras de muchas maneras para camas, y otras más delgadas para asientos y para esterar salas y cámaras. Hay todas las maneras de verduras que se fallan, especialmente cebollas, puerros, ajos, mastuerzo, berros, borrajas, acederas y cardos y tagarninas, hay frutas de muchas maneras, en que hay cerezas y ciruelas que son semejables a las de España. Venden miel de abejas y cera y miel de cañas de maíz, que son tan melosas y dulces como las de azúcar, y miel de unas plantas que llaman en las otras y estas maguey, que es muy mejor que arrope y destas plantas facen azúcar y vino, que asimismo vende. Hay a vender muchas maneras de filado de algodón, de todos los colores, en sus madejicas, que parece propiamente alcaicería de Granada en las sedas, aunque esto otro es en mucha más cantidad. Venden colores para pintores cuantos se pueden hallar en España, y de tan excelentes matices cuanto pueden ser. Venden cueros de venado con pelo y sin él, teñidos, blancos y de diversos colores. Venden mucha loza, en gran manera muy buena; venden muchas vasijas de tinajas grandes y pequeñas, jarros, ollas, ladrillos y otras infinitas maneras de vasijas, todas de singular barro, todas o las más vedriadas y pintadas. Venden maíz en grano y en pan, lo cual hace mucha ventaja, así en el grano como en el sabor, a todo lo de otras islas y Tierra Firme. Venden pasteles de aves y empanadas de pescado. Venden mucho pescado fresco y salado, crudo y guisado. Venden huevos de gallina y de ánsares y de todas las otras aves que he dicho, en gran cantidad; venden tortillas de huevos fechas. Finalmente, que en los dichos mercados se venden todas cuantas cosas se hallan en toda la tierra, que demás de las que he dicho son tantas y de tantas calidades, que por la prolijidad y por no me ocurrir tantas a la memoria, y aun por no saber poner los nombres, no las expreso. Cada género de mercaduría se vende en su calle, sin que entremetan otra mercaduría ninguna, y en esto tienen mucha orden. Todo lo venden por cuenta y medida, excepto que fasta agora no se ha visto vender cosa alguna por peso. Hay en esta gran plaza una muy buena casa como de audiencia, donde están siempre sentados diez o doce personas, que son jueces y libran todos los casos y cosas que en el dicho mercado acaecen, y mandan castigar los delincuentes. Hay en la dicha plaza otras personas que andan continuo entre la gente mirando lo que se vende y las medidas con que se miden lo que venden, y se ha visto quebrar alguna que estaba falsa ...»

Por otra parte, Bernal Díaz del Castillo, en su libro La verdadera historia de la Nueva España (capitulo 92), escribe:

«...Digo esto porque a caballo nuestro capitán, con todos los más que tenían caballos, y la más parte de nuestros soldados muy apercibidos, fuimos al Tatelulco, e iban muchos caciques que el Montezuma envió para que nos acompañasen; y cuando llegamos a la gran plaza, que se dice el Tatelulco, como no habíamos visto tal cosa, quedamos admirado de la multitud de gente y mercaderías que en ella había y del gran concierto y regimiento que en todo tenían; y los principales que iban con nosotros nos lo iban mostrando: cada género de mercaderías estaban por sí, y tenían situados y señalados sus asientos. Comencemos por los mercaderes de oro y plata y piedras ricas, y plumas y mantas y cosas labradas, y otras mercaderías, esclavos y esclavas: digo que traían tantos a vender a aquella gran plaza como traen los portugueses los negros de Guinea, e traíanlos atados en unas varas largas, con collares a los pescuezos porque no se les huyesen, y otros dejaban sueltos.

Luego estaban otros mercaderes que vendían ropa más basta, e algodón, e otras cosas de hilo torcido, y cacaguateros que vendían cacao; y desta manera estaban cuantos géneros de mercaderías hay en toda la Nueva-España, puestos por su concierto, de la manera que hay en mi tierra, que es Medina del Campo, donde se hacen las ferias, que en cada calle están sus mercaderías por sí, así estaban en esta gran plaza; y los que vendían mantas de henequén y sopas, y cotaras, que son los zapatos que calzan, y que hacen de henequén y raíces muy dulces cocidas, y otras zarrabusterías que sacan del mismo árbol; todo estaba a una parte de la plaza en su lugar señalado; y cueros de tigres, de leones y de nutrias, y de venados y de otras alimañas, e tejones e gatos monteses, dellos adobados y otros sin adobar. Estaban en otra parte otros géneros de cosas e mercaderías.

Pasemos adelante, y digamos de los que vendían frisoles y chía y otras legumbres e yerbas, a otra parte. Vamos a los que vendían gallinas, gallos de papada, conejos, liebres, venados y anadones, perrillos y otras cosas desde arte, a su parte de la plaza. Digamos de las fruteras, de las que vendían cosas cocidas, mazamorreras y malcocinado; y también a su parte, puesto todo género de loza hecha de mil maneras, desde tinajas grandes y jarrillos chicos, que estaban por sí aparte; y también los que vendían miel y melcochas y otras golosinas que hacían, como nuégados.

Pues los que vendían madera, tablas, cunas viejas e tajos e bancos, todo por sí. Vamos a los que vendían leña, ocote e otras cosas desta manera. ¿qué quieren más que diga? Que hablando con acato, también vendían canoas llenas de hienda de hombres, que tenían en los esteros cerca de la plaza, y esto era para hacer o para curtir cueros, que sin ella decían que no se hacían buenos. Bien tengo entendido que algunos se reirán desto; pues digo que es así; y más digo, que tenían hechos de cañas o paja o yerbas porque no los viesen los que pasasen por ellos, y allí se metían si tenían ganas de purgar los vientres porque no se les perdiese aquella suciedad. ¿Para qué gasto yo tantas palabras de lo que vendían en aquella gran plaza? Porque es para no acabar tan presto de contar por menudo todas las cosas, sino que papel, que en esta tierra llaman amatl, y unos cañutos de olores con liquidámbar, llenos de tabaco, y otros ungüentos amarillos, y cosas deste arte vendían por sí; e vendían mucha grana debajo de los portales que estaban en aquella gran plaza; e había muchos herbolarios y mercaderías de otra manera; y tenían allí sus casas, donde juzgaban tres jueces y otros como alguaciles ejecutores que miraban las mercaderías. Olvidádoseme había la sal y los que hacían navajas de pedernal, y de cómo las sacaban de la misma piedra.

Pues pescaderas y otros que vendían unos panecillos que hacen de una como lama que cogen de aquella gran laguna, que se cuaja y hacen panes dello, que tienen un sabor a manera de queso; y vendían hachas de latón y cobre y estaño, y jícaras, y unos jarros muy pintados, de madera hechos. Ya querría haber acabado de decir todas las cosas que allí se vendían, porque eran tantas y de tan diversas calidades, que para que lo acabáramos de ver e inquirir era necesario más espacio; que, como la gran plaza estaba llena de tanta gente y toda cercada de portales, que en un día no se podía ver todo...»


La cocina Banco Nacional de México. Chef Arnulfo Luengas. Banamex
Op.cit. pp. 28
Historia general de las cosas de Nueva España. Fray Bernardino de Sahagún.
Códice mendocino.
Historia general de las cosas de Nueva España. Fray Benardino de Sahagún.
Bernal Díaz del Castillo. La verdadera historia de la Nueva España.

martes, 4 de octubre de 2011

¡Bon appétit! La comida francesa


¡Bon appétit! La comida francesa

Chef René Loyo Cárdenas

La cocina francesa es la más reconocida a nivel internacional por su diversidad en sus presentaciones, por sus platos refinados, por la variedad de sus salsas, por la abundancia de sus vinos que lo mismo se usan para beberlos como para sus guisos, finalmente se reconoce el alto rigor académico de sus cocineros.
La influencia de la comida francesa es tan grande que las demás cocinas a nivel internacional han incorporado el lenguaje culinario francés como decir chef, restaurant, gourmet e incluso cuisine.

Un lema de los franceses es “comer, comer y comer, pero no engordar”, por ello se dice que la comida es un asunto serio. En 1671, se registra el primer mártir de la gastronomía, cuando en el castillo Chantilly, el mayordomo se clavó su espada al no ser capaz de proveer la suficiente comida en un banquete dedicado al rey. En los años 60´s, un chef parisino se suicidó cuando la guía Michelín descendió a su restaurante de dos estrellas a una, luego más tarde a ninguna.

Actualmente la cocina francesa se encuentra en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, desde el 16 de noviembre de 2010.

Historia
En 1789, la revolución francesa trae consigo la caída de la aristocracia y con ello, deja sin trabajo a un centenar de cocineros, por lo que decidieron abrir sus propios negocios que se convirtieron en los nuevos centros de la cocina, por lo que con los años los chef franceses destacaron tanto que logran hacer de la cocina un arte, una ciencia un gran oficio.

La comida francesa mantiene una fuerte tradición a la que se suma su cocina regional. Una comida suele constar de varios platos, se acompañan siempre de pan fresco crujiente, las papas y las verduras suelen acompañar el pescado o la carne.
Desde la revolución francesa este país ha sido dividido en diversas zonas políticas, sin embargo, las regiones han logrado mantener y conservar su identidad gastronómica.
Así tenemos que:

La cocina del noroeste utiliza la mantequilla, la crema francesa y las manzanas.
La cocina del suroeste utiliza el aceite, el foie gras, las setas y el armañac.
La cocina del sureste está caracterizada por influencias italianas en la que utilizan las aceitunas, las finas hierbas y el jitomate.
La cocina del norte está caracterizada por influencias belgas y utiliza mucho las patatas, la carne de cerdo, judías y la cerveza.
La cocina del este tiene fuertes influencias alemanas, se sirve del tocino, las salchichas y la cerveza.

Después de la revolución francesa destaca el nombre Marie-Antoniene Caréme quien es célebre por sus extravagantes construcciones de dulces, pero su verdadera contribución a la cocina sin duda son las llamadas salsas madres, que son las citadas: española, velouté, bechamel, holandesa y jitomate.

Otra figura de la gastronomía francesa es el chef, Georges Auguste Escoffier quien es el creador de un sistema de división del trabajo en equipos a quien llamó brigades de cuisine, por lo que hizo que cada plato, en vez de ser integrado por un solo cocinero, se hace ahora por un grupo de ellos donde cada uno se encarga únicamente de la parte en la que está especializado. En 1860 adoptó el llamado servicio a la rusa donde los alimentos se preparan en grandes piezas, se llevan en un carro a la mesa bien decorados y se cortan delante de los comensales permitiéndoles comerlos calientes.

Pese a sus más de cinco mil recetas y una gran cantidad de libros de cocina, Escoffier, nunca consideró que su trabajo se clasificara como exhaustivo debido “a la constante evolución que preveía en la gastronomía”.

Nouvelle cuisine
El término nouvelle cuisine ha sido utilizado en distintos momentos, sin embargo adquiere mayor popularidad en la década de 1970, como una reacción contra la cuisine classique.

Se trata de simplificar la forma de cocinar. Se privilegia las salsas y caldos más livianos y condimentados con hierbas y especias más finas que buscan la combinación de sabores (frente a la tendencia que pretendía enmascarar los sabores). Desaparece la harina como espesante y se sustituye por huevo, mantequilla o crema. Se minimiza el uso de las salsas como Bechamel o española.

La responsabilidad de los platos recae en el chef que busca potenciar los cinco sentidos a través de colores, olores y formas vistosas.

Las comidas francesas
El desayuno típico francés es el pan baguettes abiertas por la mitad y untadas en mermeladas y mantequilla, acompañadas de bebidas calientes como café, leche, chocolate o té.

Almuerzos y cenas. El orden suele variar de región, lo más común sería:
Aperitif (Aperitivo), es una bebida alcohólica, pueden ser vinos dulces como el Oporto, o bebidas alcoholizadas a base de hierbas y se acompaña de comida fría como puede ser canapés, encurtidos, frutos secos o aceitunas.

Entrée o hors dóeuvre (Entrada o aperitivo). El primer plato suele ser más ligero destacan las ensaladas, las sopas, verduras crudas, determinadas frutas como el aguacate o el pomelo.

La sopa ocupa un lugar privilegiado en la tradición francesa por lo que existen dos palabras que denominan la sopa: soupe y potage. Ambas tienen orígenes históricos. Soupe es un plato liquido con guarnición de carne, pescado o verduras, y a veces enriquecida con pan, arroz o pasta. Originalmente se refería a una rebanada de pan a la que se vertía un caldo o boullion por encima. Mientras que potage significaba comida cocida en un puchero, actualmente existen distintos tipos de potages.

Plat principal o plat de resistance (plato principal). Aquí es donde se sirve la carne o el pescado en sus distintas preparaciones.

Fromage (Queso), Entre el plato principal y los postres es costumbre servir una selección de quesos para degustar.

Dessert. El postre puede ir de simple fruta o yogurt a cualquier dulce más elaborado.
Lo habitual es concluir la comida con un café o una pequeña copa de licor como el armañac, el coñac o algún aguardiente de fruta que ayude a bajar la comida.

Tipos de restaurant francés
Sin duda el bistro o bistró es uno de los símbolos franceses, mantiene un clima cálido e informal, se enorgullece de sus especialidades clásicas y generosas, se sirve el plato del día junto con sopas sencillas, ensaladas y terrinas y postres deliciosos.

Bistro á Vin. Es una taberna que ha evolucionado en una vinoteca.

Brassserie. En un principio eran las fábricas de cerveza en las que se podía comer. Hoy es más refinado, se presenta una variedad de cervezas y hay una propuesta diaria de platillos para acompañarlos.

Los cafés donde el consumo de café o bebidas alcohólicas que pueden acompañarse de bocadillos, crépes o ensaladas, no es un lugar para comida.

Bar. A pesar de ser una palabra americana, es un establecimiento destinado a bebidas alcohólicas más elaboradas y a un público generalmente nocturno.

A pesar de la gran diversidad de recetas que posee la comida francesa, hemos seleccionado las siguientes por considerarlas prácticas y fáciles de realizar:

Costillas de cerdo con salsa de mostaza.
(4 porciones)
1 cucharada de mantequilla
½ cucharada de aceite de oliva
8 costillas de cerdo
1 cebolla blanca
4 dientes de ajo
1 taza de mostaza dijon
4 cucharadas de vinagre blanco
2 tazas de jugo de naranja
2 cucharadas de azúcar mascabado
Sal y pimienta
3 tasas de ejotes
3 papas para puré
1 pizca de nuez moscada
½ tasa de leche
½ tasa de queso parmesano

Procedimiento
1. Calentar la mantequilla y el aceite a fuego medio para sellar las costillas.
2. Retirar las costillas y agregar la cebolla fileteada y los ajos triturados.
3. Aparte, licuar la mostaza, el vinagre, jugo y azúcar. Blanquear los ejotes por tres minutos para que queden crocantes. Para el puré, cocer las papas y molerlas. Colocar en una cacerola la mantequilla, papa molida, leche, queso y sazonar con la nuez, sal y pimienta.
4. Regresar la salsa a la cacerola junto con las costillas. Cocinar hasta que la salsa espese. Rectificar sazón.
5. Servir las costillas bañadas con la salsa y acompañarlas de una ración de puré de papa y ejotes.

martes, 27 de septiembre de 2011

El Mixiote


El Mixiote

Chef Rene Loyo Cárdenas


El Mixiote es un platillo típico de la gastronomía mexicana que mantiene sus raíces prehispánicas. La palabra mixiote proviene del náhuatl metl, “maguey” y xiotl “película de la penca”. La utilización de la cutícula del maguey y la técnica de cocción en vapor son completamente de origen prehispánico. Se considera que esta comida tiene su comienzo en aquellas regiones de México donde mayormente se ha cultivado el maguey pulquero.

Antecedentes
Antes de la llegada de los españoles a América, los llamados Aztecas, Mayas, otomíes y demás pueblos indígenas, consideraban a la alimentación un aspecto muy importante en su cosmovisión. Por lo tanto los mexicanos ocupaban gran parte del tiempo en la producción y en la compra de ingredientes, así como la elaboración y el acto mismo de comer.

Existía un modelo de agricultura en los que destacaba el maíz, el frijol, el chile, así como los aguacates, el jitomate, los camotes, las guayabas, las piñas. También se cultivaban hortalizas como la jícama, el chayote y el zapote, estos son unos cuantos productos, de una gran variedad y diversidad que se tenía.

En los mayas, los sacerdotes, asignaban tierras para los cultivos y organizaban el almacenamiento de las semillas y la distribución de los excedentes de alimentos.
Los aztecas, mantenían una tradición culinaria diversa y refinada. El mercado de tlatelolco era conocido por su fabulosa variedad de alimentos, así como su alto sentido de organización y se sabe que el emperador Moctezuma exigía a sus siervos que le prepararan a diario una veintena de platillos para su consumo personal. Solía pasearse en las atiborradas mesas y preguntaba a los jefes de cocina acerca de los ingredientes, el producto y la elaboración antes de efectuar su selección.

Hoy en día
Si bien la técnica y cocción del llamado mixiote tiene sus orígenes en la comida prehispánica, el proceso de elaboración hoy en día es muy sencillo, ya que consta del soporte que es la cutícula del maguey (ahora existen leyes en México que prohíben la comercialización, por lo que se ha tenido que sustituir por papel de cera, papel aluminio u otros productos).

El guisado que incluye una salsa de chiles diversos. Existen mixiotes de un solo chile: guajillo, o de cuatro chiles, algunos son picantes.
La carne, el cordero es animal que se conoce a la llegada de los españoles, su elaboración en los mixiotes, sin duda ha sido un platillo exquisito y por lo mismo preferido del paladar de los mexicanos, pero también los encontramos con carne de res, cerdo, conejo, pollo, pescado, frutas y verduras.

Al interior, el mixiote suele ser cocido netamente con la carne y el chile, o bien incorporarle algunos productos como el nopal, champiñones, papas, brócoli y demás.
Las especies y condimentos como ajo, cebolla, comino, epazote, hojas de aguacate, hierbas de olor, etc.

Finalmente el mixiote es envuelto y atado para posteriormente cocinarlo al vapor, tradicionalmente es al fuego a las brasas, o si se quiere en un sistema más moderno en una olla de presión.

La receta.
Mixiote de carnero
8 porciones

Ingredientes
15 chiles guajillos
5 chiles anchos
600 ml de agua
4 dientes de ajo
½ cebolla blanca
½ cucharada de comino
Sal y pimienta al gusto
1 Kilo de carnero en trozos pequeños
8 hojas de “maguey” o papel aluminio
8 hojas de laurel
8 hojas de aguacate
1 barra de mantequilla.

Manera de preparar
1. Limpia, desvena y remoja los chiles en el agua hasta que se ablanden
2. Licúalos con el agua, los ajos, la cebolla, el comino, sal y pimienta.
3. Procura que se muelan perfectamente hasta formar una salsa.
4. Pon la carne en la salsa y deja que se marine mínimo por cuatro horas.
5. En el maguey o papel aluminio pon una hoja de laurel y otra de aguacate, incorpora la carne y agrega un trozo pequeño de mantequilla.
6. Amarra formando un mixiote
7. Pon a cocer de preferencia a fuego lento en una vaporera (baño maría), durante tres horas aproximadamente.

Imagen: Mixiotes. Ecatepec.

viernes, 16 de septiembre de 2011

La cocina en el exilio




Uno de cuatro

Chef Rene Loyo Cárdenas

Al Chef Gonzalo Colín y Alejandro Hernández, y a los cientos de miles cocineros exiliados que deambulan por allí.

De acuerdo a las ciencias sociales, la palabra exilio se entiende como ese estado de encontrarse lejos del lugar en que se nace, ya sea de manera voluntaria o forzada que vive un individuo.

En México, la movilización de personas que se desplazan a países distantes obedece siempre a la búsqueda de mejores condiciones de vida. La relación migratoria entre México y los Estados Unidos, está marcada de una continuidad de la que se escribe mucho, pero se conoce poco.

Los costos de la migración
Las remesas que se envían de los Estados Unidos hacia México, alcanza cifras en dólares difícil de imaginar y de entender, la cantidad de dinero recibida en México es superior a la cantidad de dinero invertido por parte de la inversión extranjera y a los ingresos que se perciben por el turismo. Sin embargo, por cada ciudadano mexicano que logra cruzar la frontera, otros tantos más pierden la vida por inanición y deshidratación en zonas desérticas. La organización Gente Unida de California ha llegado a estimar hasta de 10 mil personas que han perdido la vida en un año en su intento de una búsqueda de mejorar la calidad de vida.
Por supuesto que el gobierno de México ni el de los Estados Unidos, se han responsabilizado por los decesos. El gobierno de México, durante el presente sexenio, se comprometió a llevar una política laboral sin precedente alguno, el resultado es tan pobre como la mejora de las condiciones de vida del resto de la población. Mientras que las autoridades estadunidenses han establecido más controles en la zona fronteriza, lo que obliga a los indocumentados a buscar rutas cada vez más peligrosas, y por otra parte existe una creciente ola en diversos estados de la unión americana que han ajustado leyes contra una gran parte de la población indocumentada. Los costos de la migración, ya de por si altos, serán aun más graves, sino se reconocen las aportaciones de esta mano de obra.

Una experiencia de trabajo
De nuestra experiencia de trabajo en los diversos restaurantes en los Estados Unidos y Canadá, sobresale sin duda, la cantidad de ciudadanos mexicanos que se han incorporado a las diferentes ramificaciones de la industria restaurantera. Así encontramos restaurantes especializados en comida griega, francesa, americana, hindú, mediterránea y demás, donde destacan siempre el nivel de los cocineros mexicanos que no solamente se han apropiado del idioma del lugar sino que vienen haciendo aportaciones importantes en la gastronomía en que trabajan.

Que comemos, como comemos y con quien comemos.
Si bien la comida forma parte de una necesidad fundamental de cualquier ser viviente, los humanos, hemos desarrollado la capacidad de alimentarnos no solo en un acto de sobrevivencia para la especie sino que se hace acompañar de actos repetitivos, que se suceden de generación en generación y que los antropólogos llaman cultura, y que por su significado, puede ser consciente o inconsciente, desde el punto de vista de la psicología destaca que cuando se revelan estos elementos, adquieren una dimensión que nos transporta no solo a conocernos a nosotros mismos sino que tiene un significado del grupo social y cultural que formamos.
Intentar explicar el significado simbólico de los alimentos no es tarea fácil, preguntar que comen, como comen y con quien comen los responsables de elaborar comida distinta a la de su país de origen, se necesita de curiosidad para captar esa única experiencia, más que de datos estadísticos.
Si como afirman los antropólogos que los alimentos tienen diferentes signos: nostálgicos, conmemorativos, festivos, mortuorios y propiciatorios. Nuestra terca curiosidad nos lleva a rescatar, ordenar y sistematizar, una experiencia de trabajo, al interior de una cocina distinta de aquellos que la trabajan.
El siguiente ensayo explora la manera en que se recrea desde la distancia la comida mexicana y se extiende para asegurar la cohesión de los cientos de miles de exiliados mexicanos que sostienen la fe de su país de origen y mantienen el acento en las reglas alimentarias.

Comiendo desde el interior del Restaurant
Durante una jornada de trabajo al interior de un restaurante de comida francesa, mediterránea o italiana, donde destaca la presencia del chef de origen mexicano, hace, lleva a cabo y fomenta la tradición de la comida mexicana. El pozole, la pancita, chilaquiles, barbacoa, las salsas, el chile y demás fritangas, tienen su encuentro, en los que se fortalecen los lazos de identidad. El distinto lugar de origen nacional los lleva a evocar a cada quien desde la región la manera que se cocina, se celebra un determinado platillo.
La realización de la comida se lleva a cabo a través de la participación del resto de los integrantes. Así encontramos, que hay quienes se responsabilizan de traer las tortillas, otros, realizan las salsas, hay quienes muelen la masa, para hacer tortillas o gorditas, y finalmente, todos comen. Todos se reconocen y se asumen como familia y es esta la experiencia fundamental que se refuerza la identidad del ser perteneciente de un país.

El trabajo
A partir de esta experiencia laboral, donde no son las estadísticas, ni los grandes tratados, hemos pretendido ordenar lo que los cocineros comen en el interior de sus cocinas, por lo que decidimos mandar un cuestionario para conocer sus puntos de vista en la serie que hemos llamado la cocina en el exilio.
En la realización de este cuestionario, la revista Chilango, dedico, un número especial a los diversos restaurantes que se encuentran situados en la ciudad de México, allí ellos publicaron una entrevista a un chef y nosotros la hemos copiado literalmente a fin de realizar el sondeo correspondiente.
Lamentablemente no de todos recibimos respuesta.
Si la primera parte nos permitía rescatar un trabajo grupal de identidad, esta segunda a través de un cuestionario es la de tener una mirada cotidiana, conocer algunos sueños y el imaginario colectivo de quien espera siempre que cocinen, sepamos como público, que comen y que beben.
A final de cuentas quienes ejercen el oficio de la cocina no se reduce a una vida llena de recetas, o anécdotas acerca de determinados platillos, por lo que el trabajo ha permitido exhibir la cocina como una muestra de la diversidad cultural de nuestro país. La cocina como un lugar para el dialogo y la reflexión acerca del patrimonio inmaterial de los pueblos.

Gracias a Israel, Maureen y Lorena, por dejarnos conocer esa parte gastronómica.

(1) Imagen: El exilio. Espacio Luke

domingo, 4 de septiembre de 2011

La cocina en el exilio.


Calidad y cariño en la cocina

Entrevista a Israel Loyo Vázquez

Quienes lo conocen, quienes han trabajado a su lado en la cocina no dudan en definirlo como una de las personas que como chef reúne tres aspectos de suma importancia para estos menesteres como es: decisión, efectividad y cautela en el trabajo diario, con su amplia sonrisa Israel evoca los inicios de sus primeros 20 años de lucha constante y a quien el gusto por la comida mexicana le ha llevado a ocupar importantes responsabilidades en los principales restaurantes de la ciudad de México. Desde su experiencia en el exilio, nos comenta:

1. Cuál es tu fritanga favorita?
Los sopes de frijol con crema salsa y una buena salsa verde cruda…

2. Qué platillo podrías comer diario?
Los tacos, son excelentes, acompañados de una rica costilla término medio

3. Qué es lo más extraño que has comido
La carne de cocodrilo en mantequilla, fue la primera vez que provee platillos exóticos.

4. Hay algo que nunca probarías?
La obligación de nosotros los preparadores de alimentos es arregla y probar.

5. Si no fueras chef, ¿Cuál hubiera sido tu profesión?
Pues yo creo que no hay mejor profesión que la gastronomía. No podría verme haciendo otra cosa diferente más que llenar el paladar de aquellos elementos que facilitan una explosión de sabores que te harán llegar al éxtasis culinario.

6. Qué es lo que más disfrutas cuando cocinas
El dar una presentación que de la vista nace el amor.

7. Tienes alguna fijación con algo a la hora de cocinar
Cantar cuando preparo alimentos, llena de alegría la cocina de buena vibra y da como resultado un platillo con alegría y sumo placer

8. ¿Cuál es tu bebida favorita?
La mejor bebida es la que se hace con la fruta de temporada de nuestro bello y majestuoso país México.

9. Tus gustos personales chocan con tus clientes?
No de ninguna manera, muchas de las veces a habido clientes que me piden que los sorprenda con un platillo y eso hago plasmar el gusto de probar algo diferente en algo digno de un gourmet.

10. Te fijas mucho en la presentación de un plato?
Claro, no existe un platillo si no das una buena presentación

11. Qué aconsejarías a los cocineros novatos?
Fijarse bien en la persona líder, que es la que dirige toda la cocina con el único propósito de dar un platillo de excelencia, somos artistas mejoramos lo ya creado y sobre todo que trabajen con las tres c
que es Calidad con Cariño

sábado, 3 de septiembre de 2011

La cocina en el exilio.



Viajar, comer y ver películas.
Entrevista a Claudia Lorena Campo

Chef Rene Loyo Cárdenas

Viajar, comer y ver películas

Nacida en Colombia donde destaco en su carrera universitaria, trabajo para empresas internacionales lo que le permitió conocer y saborear la gastronomía de su tierra natal. En la ciudad de Nueva York, incursiono en la cadena de tiendas Chipotle Mexican Grill, donde ha desarrollado una exitosa carrera profesional. Hoy radica en Toronto Canadá, realizando aperturas de restaurantes de comida mexicana. Desde la distancia, nos cuenta.


1. Cuál es tu fritanga favorita?
Tamales

2. Qué platillo podrías comer diario?
Carne asada con arroz blanco

3. Qué es lo más extraño que has comido
Babilla a la brasa y criadillas de bovino con huevos revueltos

4. Hay algo que nunca probarías?
Carne de humano y de perro

5. Si no fueras chef, ¿Cuál hubiera sido tu profesión?
Veterinaria

6. Qué es lo que más disfrutas cuando cocinas
El ver como lentamente se van fusionando los sabores, olores e ingredientes

7. Tienes alguna fijación con algo a la hora de cocinar
Que se encuentre limpia el área donde estoy cocinando

8. ¿Cuál es tu bebida favorita?
La leche de vaca

9. Tus gustos personales chocan con tus clientes?
No

10. Te fijas mucho en la presentación de un plato?
Para mi es fundamental

11. Qué aconsejarías a los cocineros novatos?
Ser limpios, tener clara la mente de que se va a preparar, probar todo lo que
puedan, viajar, visitar restaurantes, experimentar otras cocinas de diferentes partes del mundo, no ser arrogantes e intentar que su cocina sea inspiradora de emociones, y le recomendaría a todos que tengan en su colección privada la película " EL FESTIN DE BABETTE' ( 1987) Dir. Gabriel Axel


lunes, 29 de agosto de 2011

La cocina en el exilio.


Atreverse a experimentar.

Entrevista a Maureen McCarthy.


Maureen McCarthy, nació en la ciudad de México y con los años se ha vuelto, ciudadana del mundo. Ha trabajado en los mejores Restaurantes de comida rápida de este país y ha creado una diversidad de negocios relacionada con la industria Gastronómica. Durante su estancia en Nueva York, irrumpió en West New York, con un concepto de comida rápida mexicana, denominada Don de Villa. Hoy radica en Toronto Canadá. Sabedores de que siempre está dispuesta a brindar la solidaridad gastronómica, le hicimos llegar este nuestro cuestionario, denominado: la cocina en el exilio.



1. Cuál es tu fritanga favorita?
Quesadillas

2. Qué platillo podrías comer diario?
Milanesa con puré de papa

3. Qué es lo más extraño que has comido
Caribu


4. Hay algo que nunca probarías?
Sesos y riñones

5. Si no fueras chef, ¿Cuál hubiera sido tu profesión?
Abogada

6. Qué es lo que más disfrutas cuando cocinas
El ambiente que se crea ( el calor, olores ) y la ansiedad que se genera ante la expectación de los resultados.

7. Tienes alguna fijación con algo a la hora de cocinar
A veces bebo una cerveza

8. ¿Cuál es tu bebida favorita?
Cerveza

9. Tus gustos personales chocan con tus clientes?
Si a veces

10. Te fijas mucho en la presentación de un plato?
Si

11. Qué aconsejarías a los cocineros novatos?
Mantener la mente abierta a descubrir nuevos y diferentes sabores. Entender que así como el gusto se rompe en géneros uno tiene que aprender a respetar los diferentes paladares y aprender de ellos, atreverse a experimentar con nuevos elementos culinarios.